Distintos músculos de nuestro
cuerpo los podemos trabajar a través de la actividad física, el ejercicio
físico o el deporte. Pues bien, el trabajo cerebral se realiza mediante lo que
hoy en día conocemos como estimulación cognitiva.
Los años no pasan en vano para
nuestro cerebro, ya que del mismo modo que nuestro cuerpo, se va envejeciendo.
Nuestras estructuras cerebrales se van deteriorando, la pérdida neuronal
avanza, la producción de neurotransmisores disminuye…
Todas estas acciones son
variables importantes que, evidentemente, dejan ver sus consecuencias en el
funcionamiento general de nuestra mente.
Sin embargo, tenemos una buena
noticia. El cerebro humano, al igual que cualquier otro
músculo de nuestra anatomía, se puede trabajar, con el objetivo de potenciar
sus capacidades cognitivas.
¿Quién
se puede beneficiar de la estimulación cognitiva?
La respuesta es sencilla. La
estimulación cognitiva puede ser aplicada a cualquier persona ya que cualquiera de nosotros podemos mejorar
nuestras habilidades mentales.
La estimulación cognitiva
plantea dos objetivos principales:
1. Aumentar el
desarrollo de las capacidades mentales.
2. Mejorar y
optimizar el funcionamiento de dichas capacidades.
Este tipo de intervención
suele presenciarse en los programas de intervención temprana en la infancia, el
entrenamiento en atención o concentración en deportistas, la potenciación de
habilidades profesionales en distintos trabajos, etc.
Sin embargo, no hace falta estar en ninguna de esas situaciones para trabajarlo, ya que el rendimiento que se puede conseguir de la estimulación cognitiva no es específico de ningún ámbito
vital, ya que quién se beneficiará serán las funciones cognitivas... ¡será tu
cerebro, serás tú!
Es decir: cuando se realiza trabajo cognitivo, se activan, se estimulan y entrenan distintas capacidades
cognitivas y sus componentes de una forma sistemática, con el objetivo de
transformarlas en una habilidad o destreza.
Ahora bien, después de
remarcar que la estimulación cognitiva es beneficiosa para cualquier ser humano
del planeta, debemos reseñar su papel terapéutico, el cual abarca
prácticamente la función de esta técnica en su totalidad.
Y es que cuando hablamos del
papel terapéutico de la estimulación cognitiva, lo estamos haciendo sobre el
deterioro cognitivo, el déficit cognoscitivo o la demencia.
Esto nos deja una cosa clara:
si no existe ningún déficit cognitivo puede beneficiarse de la estimulación
cognitiva para mejorar sus habilidades y prolongar el envejecimiento del
cerebro, pero si desafortunadamente ya existe algún síntoma de deterioro,
¡la estimulación cognitiva debe pasar a ser parte de la vida sí o sí!.
Hoy en día, la estimulación
cognitiva es el tratamiento de primera elección para el deterioro
cognitivo y los distintos tipos de demencia, de los cuales el más frecuente es
el Alzheimer.
Estas patologías son, en la
actualidad, irreversibles e incurables, pero esto no significa que no se pueda
ralentizar la evolución de la enfermedad.
Aquí es donde entra en juego
la estimulación cognitiva, ya que del mismo modo que es beneficioso para mejorar las
habilidades cuando no tenemos ninguna patología, también lo es y mucho para
preservar aquellas que todavía tenemos cuando se nos presenta algún déficit
cognitivo.
Así pues, aunque actualmente
existan algunos fármacos destinados a la potenciación cognitiva como son
los inhibidores de la
acetilcolinesterasa (tacrina, donepecilo, rivastigminay galantamina),
realizar estimulación cognitiva se estima como indispensable para el
tratamiento de la demencia y el deterior cognitivo.
¿Quieres ejercitar tu cerebro? Sigue este enlace...
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